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"...El desafío de darle historia al amor feliz"

14 de febrero de 2015

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Aquí iba otra nota que nada tenía que ver con esto, pero el lunes de la semana del 14 de febrero me encuentro en los sillones de una oficina con una revista en la mano y a punto de toparme con una nota que trajo algún que otro pensamiento. Y sí, la nota hablaba de amor, esta revista que era principalmente de temas navideños me detiene en esto: “Quien ama a otro, ama al otro como es no como quisiera y no solo conoce a quien ama sino que a través de esa persona aprendió a conocerse a sí mismo. Un amor no necesita fusión, sino que se nutre  de la alegría por la simple existencia del otro tal como es . Menos pasión, desde este punto de vista, no es menos amor sino más, no se trata de fundirse en un lecho, sino de acompañarse en una vida. Todo un desafío en estos tiempos de ansiedad, de obsolescencia programada (como los objetos que usamos), de brevedad, de impaciencia, de presencia más virtual que real. El desafío de darle historia al amor feliz” (Sergio Sinay)

 Hasta no hace mucho no tenía casi idea del concepto de “amar a alguien” y eso que creía que lo sabía (aunque no voy a afirmar que tenga la definición acertada o que de verdad la haya aprendido), no había nada bueno en todo lo que me planteaba la vida con respecto a eso, ni tampoco trastornos emocionales, ni revoltijos neuronales y mucho menos alegrías incomprensibles de las que viarios hablaban. En mis relaciones  he visto mucho pero poco a la vez, mucho de lo que el amor no tiene y poco de lo que debería tener. Lo que extraje del artículo de Sinay  y lo que principalmente me llamó la atención es cuando habla sobre lo verdadero y sincero que se plantea entre dos personas, la aceptación, el aceptar sin querer cambiar a otro sino más bien tener esas ganas de acompañarlo en su vida y que de manera natural quiera acompañarte en la tuya. Generalmente en esta locura que son las relaciones uno se acostumbra a la corrección constante: ”no hagas esto, no vayas aquí, no uses eso, comportate de otra manera”, planteos de modo imperante pero sin muchos por qués y así comenzamos a acostumbrarnos a “lo imperante” y al creer que el estar acompañados significa dejar de lado elecciones que tomamos y que no queremos dejar solo para no molestar. De esa manera creemos que el otro lo hace para ayudarnos a ser mejor, y tal vez sea así…o no.  Pero la mejoría viene de la imposición de lo que deberíamos ser según la mirada del otro?  O a través de lo que nos da a mostrar de manera espontánea y que se refleja en lo bueno que uno siente? El que uno quiera a alguien así tal cual es, sin la fantasía de lo que quisiéramos que sea, esa fantasía que plantea el enamoramiento y aún asi quiera permanecer creo que es la pauta de que pasa algo que tiene que ver más con lo real.

 Lo complicado esta al momento en el que uno siente que debe ser valiente para poder concretar todo eso. Se comienza a tener la necesidad del otro y de alguna extraña manera se encuentra queriendo contar quien es. Los complejos, el prejuicio propio, la inestabilidad emocional que trae el contraste con lo bueno que sentimos ante lo malo que conocimos nos lleva al miedo y es el principal sujeto de nuestra huida. En esas situaciones repetitivas que se ven diariamente entre personas que pueden estar haciéndose bien pero sin embargo ponen a prueba constantemente al otro en la espera inconsciente de una respuesta negativa como esperando tener la razón ante que lo malo es inebitable  sin saber que a lo mejor es uno el que determina de antemano esa afirmación, es cuando hacemos notar que estamos tan acostumbrados a que las relaciones solo traigan problemas y dolor que no queremos arriesgar lo malo conocido que nos trae la soledad .

 

 De un tiempo a esta parte el ser humano a tratado al otro de manera impersonal, sin vínculos profundos y con miedos constantes al dolor acuñado en el sentimiento, un trato hasta superficial con el compañero sexual por temor a encontrar algo que quiera hacernos ir más allá. Entonces sería algo así como que estamos dando lo que no queremos recibir? La indiferencia, el destrato, el trato poco saludable, la mentira innecesaria que va en busca de un objetivo que se puede obtener de otra manera, el ser quien no se es y la necesidad de alimentar la vanidad comienzan a unirse en un círculo vicioso de dar lo que no queremos recibir y recibirlo igual porque el juego se planteó así.

 El uso de las frases “te quiero y te amo” de a poco fueron tomando sin sentidos al momento de recibirlas, tanto así que se comienza a analizar hasta el contexto en el que se lo dice. Han sido tan mal utilizadas que algo que debería expresar un sentimiento real llega a creerse mentira.

 En un mundo donde a estas alturas se comienza a estar más roto que sano, en el que nos volvimos más solitarios y egoístas con la vida que logramos acomodar de alguna manera a nuestra pseuda tranquilidad, huimos ante todo lo que nos representa equilibrio paradójicamente, ante lo que nos modifica un centímetro el eje en el que creíamos estábamos centrados. Al sabernos rotos por personas que no nos tuvieron consideración ni para el respeto, surgen miles de interrogantes: el amor es eso que te va a hacer sufrir? Es algo que te ata aunque no quieras estar ahí? No nos da chance a elegir quedarnos por nuestra decisión sino por imposición?  Con el que más he llorado es al que más he amado? Del que no me puedo desprender de una manera irracional aunque sé que eso no es lo que busco, es el que realmente merece mi persistir cueste lo que cueste? El amar me va a llevar a hacer cosas que el otro quiere que haga aunque yo no las quiera hacer?. Entonces el amor es eso que al fin y al cabo nos va a terminar haciendo mal?

 Ante el planteamiento que genera esto se debería suponer que se tendría que ir a lo contrario, a aceptar lo bueno y no escapar. Somos animales de costumbre hasta al momento de pasarla mal. Nos acomodamos tanto en los malos momentos que no somos capaces de reconocer que no es ahí donde esta lo que buscamos, a la soledad absurda que cultivamos hasta estando acompañados por elegir una pareja que más o menos está acorde a lo que entendemos por necesidad y que es la de no sentirnos molestados y al no importamos si el otro reacciona o no, al sexo en busca del simple orgasmo que no signifique nada, a no decir te extraño para que no quede en evidencia la vulnerabilidad y a todo lo que lleve a la exposición de sentimientos porque es mejor y más fuerte aquel que se miente no sentir.

 Sin embargo me parece que si alguna vez se sintió algo bueno de lo que la cobardía nos llevó a huir, se debería entender que el amor trae en realidad bienestar y nos hace mejor porque nos devuelve cosas que creíamos perdidas como por ejemplo la confianza en uno mismo, el que alguien va a querer estar con uno porque quiere estar y lo decide así. Entonces es aquí donde yo creo que los planteos cambian y me comienzo a preguntar  si el amor es eso que se vuelve valentía y te hace atravesar una ciudad sin saber que ruta tomar a las 2 de la mañana en busca de ese ser por el simple hecho de que pasar una tal vez ultima noche abrazados tiene más sentido que el peligro que podes enfrentar porque es algo movilizante y no estático. Me pregunto si es eso que se siente en el pecho y no el estómago como algo que habla más de la fortaleza y no de algo descompuesto. Si el amor no es ese que  va a salir corriendo a buscarte después de una pelea pero es ese que va a esperarte  porque por alguna extraña razón diez mil noches de stress y discusión pierden valides al momento de pasar una tarde uno al lado del otro porque la cercanía y el compartir el momento hace que todo se vuelva real. Si el amor es eso que acepta lo que el otro es y no quiere cambiar sino que se convierte en motivante para mejorar. Si el amor es ese que ve las heridas y no quiere causar más. Si el amor es el que te hace sentir completo y no te lleva a querer todo el tiempo encajar como encastres de juegos de niños llenos de huecos. Si es el que se presenta en esa imperfección de la vida diaria y en la lucha de lo cotidiano y se manifiesta en gestos de apoyo.

 Si el amor se ha vuelto una utopía de película entonces creo que estamos perdidos. Si solo vamos en busca de la relación perfecta que no nos manifiesta movilización ni nos exige reacción estamos más solos de lo que creemos.

 "...la alegría por la simple existencia del otro..."

                                                                      Foto: Coni Morris

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